Frecuentemente en Semana Santa a quienes sacan su mejor máscara de tristeza para “sufrir” a la par de Jesucristo. Para “sentir” su dolor y de esa manera retribuirle su “muerte” a favor de nosotros.
Los hay también, que ignoran por completo cualquier manifestación de “religiosidad” y se dan a la tarea de gozar sus vacaciones con absoluta libertad.
Me preguntan quién de los dos grupos se ve mejor ante los ojos de Jesús. No puedo responder literalmente por Jesús, pero respondiendo desde mi Cristo interno diré que el segundo grupo. El por qué es muy sencillo.
La Semana Santa, fuera de lo que muchos han creído, no son los días más tristes en la vida de un cristiano, por el contrario representa la DICHA de la Vida. Una ininterrumpida victoria de Vida sobre la “muerte” que festejan los seres humanos sin importar su creencia religiosa.
Jesús, visto desde un nuevo ángulo es la manifestación de continuidad, de ascensión, de la conquista de lo Eterno por sobre el sueño de lo perecedero. Jesús “murió” no para el perdón de los “pecados”, sino para la apertura de mentes.
Jesús muchas veces ha resultado un incomprendido, pues la imagen predominante de su existencia ha sido el sufrimiento, el sacrificio; lo que ha llevado a temerle como ejemplo. Sin embargo Jesús como muchos otros maestros es una muestra de Amor y Verdad. Quizá dentro de todos ellos, Jesús fue más allá, demostrando colectivamente que podía destruir el “templo” y reconstruirlo en tres días.
Se crucificó y resucitó al tercer día. Ascendió conquistando la materia. He ahí la grandeza de la Semana Santa, el festejo de que el Hijo del Hombre es hijo de Dios, es parte de Él, y siempre han sido Uno. Y todos somos parte de la Unidad.
Por ello aquellos que disfrutan de la semana santa, sin darse cuenta (o dándose) festejan la vida, festejan lo que son. A los otros, les reconozco su amor a Jesucristo… su gratitud, pero creer en Jesús significa creer en la vida más allá del sueño.
Gratitud y amor entonces por aquél que vino a demostrar el poder de la Compasión y al que personalmente le debo la guía para el Arte de Amar.
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