Te advertí que no habría de ser fácil.
No creíste cuando te dije que si me otorgabas solo una oportunidad la aprovecharía como si me ofrendaras cientos de ellas.
Lo que siempre ha sido de una forma no reconoce otra diferente, y “yo” estoy ciego a cualquier alternativa, por mucha esperanza que tengas que sea de otra manera. Fui creado para esto, no hay culpa en mí por motivo de lo que llevo a cabo, soy totalmente fiel a mi tarea de obstruir tu camino con falsas ilusiones. ¿Qué culpa puede haber en mí que fui creado por ti? ¡Vamos! No hagas esa mirada como si no supieras de lo que te estoy hablando, claro que lo sabes, y lo sabes muy bien, aunque de momento no lo recuerdes.
Cuando decidiste ser quien crees que eres ahora, necesitabas un compañero de viaje, entonces “yo” te conocí. Te recuerdo perfectamente, con la cara llena de falso júbilo por tu primera creación, ahí fue donde comenzaste con la idea demente de que eras un “verdadero creador” junto con aquellos que hoy sueñan que son diferentes a ti. ¡Con qué locura comenzaste éste camino, y con cuanta locura permaneces ahora! Tú, que te decías mi “creador” has terminado siendo mi sirviente. Y esa punzada que sientes ante tal verdad, no significa realmente nada porque es una expresión de mi alegría…
Mi alegría. ¿Puedo acaso sentir alegría? Sé cuanto disfrutas cuando me contradigo de ésta manera, y detesto esa leve sonrisilla en la comisura de tus labios. ¿Cómo podría sentir alegría si no estoy hecho de aquello que la creó?, me estoy haciendo viejo, lo presiento, o es acaso que tú estás recobrando la cordura. Lo cierto es que cualquiera de las opciones supone el mismo término, y ése es mi final.
¡Ah!, estoy perdiendo el interés por esto. Si aún me quieres, no deberías permitirme llegar a tal punto. Vengo con al más grata ilusión de pervertirte y hasta hacerte un poco miserable la existencia y de pronto, tras un par de palabras no consigo más que tu sonrisa y mi descredito.
No tienes idea de como me desquicia la idea de que aún puedo hacer que por ciertos instantes condenes a otros como tú, que juntos puedan crear deslealtad y desamor, y sin embargo cuando vengo a ti con todo mi ser al descubierto, viene contigo la cordura y el amor y no haces más que ver la debilidad que forma mi cimiento.
(Silencio)
¡Es verdad!, ahora ya lo sabes. Ahora tienes el conocimiento de que “todos ustedes” son realmente UNO, por consiguiente no todo está perdido para mí. Pues mientras uno de ustedes siga creyendo que “yo” soy el dios, yo sigo vivo. Mientras uno de ustedes siga prefiriendo la demencia a la cordura, “yo” sigo teniendo poder. ¡Ríete ahora, anda ríete!
Lo sabes bien, sabes que muchos siguen siendo deshonestos, que prefieren apartarse de lo que consideran “debilidad” sin saber que los haría más fuertes. El miedo, disfrazado de fuerza, de “placer”, sigue siendo mi mejor arma. Mientras algunos sigan creyendo que el amor es debilidad y sufrimiento, yo tengo esperanza de existir.
¡Demonios!, lo he vuelto a hacer. La esperanza es lo último que muere ¿no es cierto?, ¿no es de lo que se enorgullecen ustedes?, de ése sentimiento que les ha permitido llegar hasta ahora y seguramente el que los llevará al destino final. La esperanza, me he contagiado de la esperanza, nos estamos infectando el uno al otro y eso no es bueno, pues alguno de los dos tendrá que absorber al otro y hacerlo uno consigo sin que quede rastro de lo que fue.
Contagiar, tú sabes lo que es contagiar… y por desgracia mía, el amor se contagia.
[Jameri 26/4/ 2010]
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